viernes, 8 de abril de 2011

J.H.Mansart, Le Brun, Le Notre y otros, Palacio de Versalles, 1662





El Palacio de Versalles representará el momento culminante de la arquitectura palaciega en Europa, tanto por sus dimensiones como la magnificencia de su estructura, escenificando de manera excepcional el poder del rey absoluto.
Luis XIII encargó a Philibert le Roy la construcción de un palacete en la zona de Versalles, lugar rico en caza al que acudía con frecuencia. Se trataba de una sencilla edificación dispuesta sobre una planta en forma de U. Luis XIV se encariñó con el lugar y decidió transformarlo a lo largo de tres etapas. La dos primeras ampliaciones se deben a Luis le Vau; la tercera y definitiva ampliación de Versalles, motivada por el problema de dónde alojar a las más de 20.000 personas que formaban la Corte y el Gobierno de Francia, se desarrolla entre 1678 -1715 y corresponde a Jules-Hardouin Mansart.
La estructura es por tanto, la planta de U, a la que se le añadieron unas alas secundarias, siendo especialmente importante la disolución del corps de logis, que no interrumpe el tránsito desde la cour d'honneúr hacia los jardines.Construyó dos inmensas alas que empalmó perpendicularmente con las alas laterales del patio, una hacia el norte y otra hacia el sur, retranqueadas y puestas en línea con el acceso al patio, ya que si lo hubieran estado con la fachada del parque hubiera resultado un frente de casi 500 metros. Deseaba remodelar la fachada que daba al parque para disponer un salón central pero la negativa del rey le llevará a realizar en esta zona la Galería de los Espejos, salón más representativo del palacio versallesco.
De importancia fundamental son los inmensos jardines de Le Notre, característicos del barroco francés y español y símbolo de la racionalización y dominio de la naturaleza por la mano del hombre, como la monarquía absoluta dominaba Francia y Europa entera.

La decoración se llevó cabo en 1678 bajo la dirección de Charles Le Brun. El conjunto es el más representativo del estilo decorativo del reinado de Luis XIV, el Rey Sol, poniendo el punto final a la evolución iniciada en Vaux-le-Vicomte.
Lo más importante de esta gaería es cómo se integran la naturaleza, la arquitectura y la decoración, pues el jardín y su luz entran por los grandes ventanales y se reflejan en la pared de enfrente, formando un efecto sorprendente y de fantasía.
Los materiales empleados no son todos lujosos, pese a la sensación de riqueza decorativa y exuberancia, pues además de mármoles y dorados, hay también estucos y cristal, más baratos, pero igualmente efectivos visualmente.

Para más comentario, mirad las fotocopias.

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