lunes, 15 de noviembre de 2010

Columna Trajana, año 113 d C.



La Columna de Trajano fue levantada en Roma en el año 114 para conmemorar las victorias del emperador Trajano (Itálica, 53 - Roma, 117) sobre los dacios, pueblo que ocupaba territorios de la actual Rumanía. A lo largo de los 30 metros de altura de la columna se desarrollan, en espiral, una serie de bajorrelieves que forman un friso de unos 200 metros de longitud que da 23 veces la vuelta a la columna. El relieve, que estuvo policromado en su origen, detalla, mediante escenas muy concretas, los hechos que tuvieron lugar durante dos campañas victoriosas de Trajano sobre los dacios. La primera (en los años 101-102) se narra en la mitad inferior de la columna y la segunda campaña (años 105-106) en la parte superior, separadas ambas por una imagen de la Victoria. En ellas se representa la partida, trabajos y combates de un ejército. En la parte inferior apreciamos un engrosamiento que se corresponde con el toro de la basa; está decorado con el motivo del laurel.
Este relieve, de ejecución algo ruda y superficies un poco ásperas, consigue sugerir perfectamente la sensación de volumen. Se logra no sólo por la talla sino mediante una incisión bastante marcada en los contornos de las figuras, con lo que se acentúa la línea o dibujo, gracias a la creación de sombras acusadas que perfilan las figuras.
En las distintas escenas se emplea una perspectiva caballera, o sea, que en la representación de las mismas se ha elegido un punto de vista alto que permite ver con más claridad las figuras o elementos que aparecen en segundos o terceros planos. Sin embargo, esto hace que las figuras del fondo se dispongan a modo de planos superpuestos. La profundidad que se logra es limitada, además las escenas tienen poco aire, apenas queda espacio por encima de las cabezas. En algunos elementos se utiliza una cierta gradación del bulto del relieve, de modo que las figuras u objetos que están más al fondo se resuelven mediante un bajorrelieve de menos bulto; esto ayuda a distinguir planos y a sugerir cierta profundidad. Las torsiones y escorzos de algunas figuras contribuyen también a lograr este efecto.
Hay bastantes alusiones ambientales, paisajísticas y arquitectónicas, aunque están hechas a una escala pequeña en comparación con el hombre. Hablar de composición en este caso es muy difícil puesto que ya hemos dicho que las escenas se suceden sin solución de continuidad, enlazando así unas con otras. El movimiento y el dinamismo están presentes en toda la obra, su intensidad varía según el episodio, desde los pasos acompasados de un ejército en formación, hasta el desorden y confusión de la batalla.
La incidencia de la luz sobre una superficie donde el bulto no es uniforme produce la proyección de sombras de distinta intensidad que dan vivacidad al relieve Por otra parte el recurso, ya mencionado, de rehundir ligeramente los contornos en algunas zonas origina unas líneas de sombra más acentuadas que perfilan las figuras, subrayándolas. Tal y como vemos la obra es obvio que no hay color, sin embargo es probable que estuviera policromada.
Es un relieve figurativo de acusado realismo, en el que las figuras tienen un tratamiento anatómico correcto, no muy detallado, puesto que está concebido para ser contemplado a cierta distancia y porque interesa más el conjunto. El realismo, además de en las formas, se aprecia en la concepción general de la obra, en la plasmación de las distintas actitudes en función de la acción que desempeñan, sin idealizaciones y sin responder a arquetipos. El tratamiento del ropaje es austero, el diferente atuendo permite distinguir los diversos grupos representados. Es una obra monumental, aunque aquí sólo vemos un detalle, que pretende conmemorar o, mejor, inmortalizar gestas guerreras.
La disposición del relieve, el atuendo de los personajes, el tema y sobre todo el realismo de la obra, nos llevan a clasificarla como romana. Se trata de un detalle de la Columna Trajana, mandada erigir por este emperador, y dedicada en el año 113 d. de C. Se desconoce el autor. El tema es una de las cuestiones fundamentales en ella. Estamos ante un relieve histórico, género muy cultivado en Roma, en el que se describen los trabajos y hazañas de las tropas de Trajano en sus guerras contra los dacios. Éstas habían tenido lugar sólo unos años antes, entre el 101-102, y el 105-107 d. de C., se trataba, por tanto, de un acontecimiento reciente, que esta columna conmemora.
Formaba parte del conjunto urbanístico del foro de Trajano proyectado por Apolodoro de Damasco. Era el más grande de la Roma de entonces. Todo el conjunto pretendía establecer el principio de la autoridad del emperador, aunque también se intentaba afirmar el papel de Roma en el mundo. Es un monumento de clara propaganda política del emperador que, a lo largo de la columna, aparece algo menos de sesenta veces. Sabemos que el triunfo del año 107 dio pie a diversiones y ceremonias durante 123 días, estas celebraciones eran habituales en Roma y están en relación directa con el desarrollo de la arquitectura conmemorativa y del relieve histórico.
Un aspecto interesante es el realismo y detallismo del relieve que permite ver las sucesivas operaciones que las tropas tuvieron que llevar a cabo, desde la construcción de puentes de barcas hasta la batalla. La historia comienza en la parte inferior, con la representación humanizada del Danubio que contempla el paso de las legiones romanas; continúa sin interrupción hasta media altura del fuste, donde aparece una Victoria escribiendo la crónica de la guerra en un escudo. Esta figura señala el fin de la narración de la 1ª guerra y facilita la diferenciación entre las dos guerras dácicas.
Este detallismo en la narración parece enlazar con la tradición de las pinturas triunfales que se exhibían en lugares públicos y mostraban todas las vicisitudes de las campañas. La columna se levanta sobre un basamento y sobre él tenemos un plinto, la basa decorada con laureles y, a continuación, el fuste y el capitel. Se remataba con un águila que, posteriormente, fue sustituida por una estatua del emperador. (Actualmente tiene una estatua de San Pedro, colocada en 1587.) Su altura total es de 38 m y si descontamos el plinto y la estatua, de 29,78 m, es decir, de cien pies romanos, por eso se la conocía como centenaria. Estas medidas permiten hacernos una idea de su monumentalidad.
Está realizada en mármol de Paros, y el fuste consta de 17 tambores. La banda de los relieves tiene una altura progresivamente mayor a medida que se acerca al capitel, para corregir el efecto contrario producido por la distancia: pasa de 0,89 m a 1,25 m. Su longitud total es de 200 m. Sabemos que iban policromados, aunque no quedan restos. En la parte inferior, en el basamento, estaban las cenizas de Trajano, probablemente trasladadas allí en fecha bastante posterior a su muerte. El interior alberga una escalera de caracol que permite acceder a la parte superior; para iluminarla se abrieron unas saeteras que, en algunas zonas, han estropeado el diseño de los relieves, lo que induce a pensar que en un primer momento no estaba prevista. El monumento no tiene precedentes directos, aunque sí es verdad que en Roma existía desde tiempo atrás la columna como monumento conmemorativo, pero nunca se había dispuesto sobre el fuste una banda continua, envolvente, discurriendo en sentido helicoidal, hasta el capitel; esto hay que considerarlo como una invención del artista. Se convertirá en un prototipo que será seguido en obras posteriores, como la Columna de Marco Aurelio, incluso en monumentos de la era moderna como la Columna de la plaza Vendóme de París.
Para saber más, no os perdais esta web: http://www.stoa.org/trajan/index.html

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Il semble que vous soyez un expert dans ce domaine, vos remarques sont tres interessantes, merci.

- Daniel

lineadeltiempo dijo...

Désolée de ne pas répondre plus tôt.
Je n'ai pas vu le commentaire. Merci de votre visite. Revenez quand vous voulez!