martes, 19 de octubre de 2010

Templo de Atenea Niké, Calícrates e Ictinos, desde el 421 a. C.



Se trata de un pequeño templo jónico (la cella mide apenas 4x4 metros) edificado en plena Guerra del Peloponeso por la oposición de Pericles, que restrasó las obras.
Conmemora la visctoria naval de Salamina, de las Guerras Médicas, donde la flota ateniense derrotóa la persa, y se construye sobre un bastión o torreón contiguo a los Propíleos en el que antiguamente se hallaba un xoanon o escultura de madera en honor a Atenea Victoriosa o Nike, a la que se cortaron las alas (áptera significa sin alas) para que nunca pudiese abandonar la ciudad. Pero el templo no estaba destinado a grandes reuniones, para eso tenía enfrente un altar que permitía celebrar ceremonias al aire libre.
Tiene los elementos clásicos de los templos griegos pronaos, cella o naos y opistódomos, es anfipróstilo y tetrástilo, y a diferencia de otras civilizaciones, como la egipcia, estos edificios griegos están hechos completamente a medida del ser humano para que en vez sobrecoger e inspirar temor
nos seduzcan por la armonía y belleza de sus proporciones.
Todas las medidas están matemáticamente estudiadas para dar esa sensación de esbeltez, a pesar de su escaso tamaño. Sobre sus reducidas dimensiones, Marie-Christine Hellmann aduce que su estructura anfipróstila se debió a limitaciones de espacio. Esta arqueóloga francesa teoriza que la concepción de su disposición espacial puede ser que se articulara mediante una línea o eje axial como nexo de unión con el intercolumnio central de la fachada oeste del Partenón.

El friso corrido del templo, como jónico que es, representa a Atenea, Zeus y Poseidón ayudando a los atenienses, es sin duda un intento de elevar la moral de la ciudad, que en aquellos años estaba sumida en otra contienda que acabaría perdiendo. Asimismo, el parapeto sobre el que se alza el edificio fue decorado con relieves (entre ellos el de Atenea atándose la sandalia) intentando expresar la determinación por la victoria que nunca llegó. Obra de la escuela de Fidias,  muestra sus principales características, como los paños mojados (ya esculpidos al trépano) o figuras divinas (como la propia Atenea) en acciones «cotidianas» como atarse una sandalia, que demuestran el alejamiento del idealismo del clasicismo.
El templo en su estado actual ha sido fielmente restaurado, pero ha perdido parte del entablamento, la cubierta y los frontones.

NOTA: En esta obra también hay que aplicar las características generales de la arquitectura griega.

No hay comentarios: